Así ocurrió:
Entra Penélope
Narcisa desde afuera de la sala, imperturbable, ensimismada en su
reflejo, como señuelo para marcar el ingreso del público.
Dibuja un recorrido romboidal mientras con su
espejo se mira y se refleja, desde cerca, desde lejos todo su cuerpo en
movimiento. Pausada, precisa, abstraída.
El público entra y se acomoda alrededor del espacio marcado como un gran
rectángulo. Los bailarines Narcisos, están ubicados flanqueando el
espacio. Parados sosteniendo un espejo doble
delante de sus caras.
Cuando los espectadores ya están en sus lugares, Penélope Narcisa finaliza su recorrido con un jadeo sonoro y
angustiante.
Pausada e intermitente es la entrada de cada uno de los bailarines,
quienes se van ubicando en diferentes lugares del espacio, donde depositan el
espejo sin dejar de mirarse en él. Tomándolo como foco comienzan a realizar una
secuencia de movimientos que reconocemos como iguales, pero hechos en diferente
orden y ritmo. La elección de cada uno ha sido aleatoria y no necesariamente
completa. Los Narcisos al ir
terminando su secuencia van saliendo del espacio llevándose el espejo.
Un último bailarín
se queda repitiendo su secuencia y vemos que todos, como Ecos de éste, vuelven a entrar. Esta vez
con el espejo en una mano realizan la secuencia sin dejar de mirarse,
convirtiéndose en Ecos de sí mismos
al verse reflejados.
Se van acercando cada uno a algún espectador y le
entrega su espejo y continúan mirándose
en él. A partir de ello la secuencia comienza a transformarse. Los mismos
movimientos cambian de intención, de ritmo, se llenan de sensualidad, de
animalidad, se convierten todos en Minotauro,
el que devora y se deforma. El ser híbrido que sale después de la contención,
la espera y el deseo.
Durante el transcurso de las escenas Penélope Narcisa, deambula por los
bordes del rectángulo. Espera, se mira en su espejo, y mira a los otros. Se hace Eco de lo que sucede en la escena de
modo sutil. Inquieta a los espectadores al impulsarlos a reaccionar a lo que
ven. Les ofrece su espejo y se los quita. Al aparecer los Minotauros, su fuerza la incita a penetrar en el interior del Laberinto y sucumbe convirtiéndose en
otro de ellos, devora y se deforma. Todos, en una explosión de energía y
ferocidad, de arrojo y sensualidad se transmutan en un gran Minotauro.
El sonido de una lluvia liberadora, calma y aplaca
al Minotauro. Uno a uno van saliendo,
hasta dejar el espacio vacío.
-Cada uno de
los experimentos coreográficos presentados tuvo una consigna diferente. En
todos se invitó a los espectadores a ser
espectador/performer,
hiperactivo, ultra inmiscuido e híper conectado. A ser libres de usar sus dispositivos móviles para
tomar fotos, grabar, o transmitir lo que
sucediera
-El primero
contó con un espacio delimitado, por un rectángulo marcado en el suelo y una
línea de sillas alrededor dispuestas una de frente y la siguiente de espaldas
con un espejo sobre ella para que el espectador viera la presentación a través
de él. La alternancia hizo que los espectadores estuviesen uno de frente y otro
de espaldas en todo el espacio.
Los 30 bailarines estaban distribuidos en 3 líneas
del rectángulo, dejando la de la entrada libre.
Una bailarina entró a la sala desde el foyer
llevando un espejo, como iniciadora del rito, abriendo el camino para que los
espectadores entraran al espacio.
-El segundo
experimento tuvo el espacio delimitado por el rectángulo marcado en el piso,
pero no hubo sillas para el público.
Se repartieron espejos a los espectadores y se les
comunicó que podían usarlos para reflejar o mirar a través de él.
Al
entrar encontraron a los
bailarines - Narcisos, distribuidos
en el espacio sosteniendo un espejo
doble delante de sus caras, mirándose detenidamente la cara y el cuerpo.
Penélope- Narcisa sola está colocada
a la mitad de uno de los lados del rectángulo, pero por fuera.
-En el
tercer experimento no hubo delimitación del espacio. Todos los bailarines
estaban con diferentes frentes
distribuidos en el espacio mirándose en sus espejos. Los espectadores
recibieron antes de entrar, junto con el espejo, la consigna de mezclarse entre
los bailarines. Trasladarse donde quisiera, reflejarlos y reflejarse, convirtiéndose ellos mismos en Narcisos y Ecos.
Los bailarines mantuvieron sus
consignas de ser Narcisos, Ecos y Minotauros.
El sonido se mantuvo en los tres experimentos: una
gota aislada cada minuto y el sonido de una lluvia final liberadora.
NARCISACIONES experimento
coreográfico a tiempo real, se presentó en el marco del Ciclo
Composición en Tiempo Real en la Sala Arrau del Teatro
Municipal de Santiago, en Octubre 2012.
La propuesta fue generar una pieza de 30 minutos donde
intervinieran 30 bailarines, ejecutando una serie de 30 movimientos. Estas
pertenecen a las series de movimientos de la obra Narciso el extasiado de la coreógrafa Isabel Croxatto.
El
material coreográfico (original) fue entregado virtualmente a través de un
blog para ser aprendido de manera autónoma por los bailarines
(copia) y practicado en ensayos grupales (remix) donde además se estudiaron las
metodologías de tiempo real que propone la coreógrafa.
NARCISACIONES
se volvió a presentar en el Centro Cultural Estación Mapocho en el mes
de enero de 2013. Allí la convocatoria fue para 20 bailarines y
el experimento se realizó con una duración de 50 minutos. Tuvo el mismo
desarrollo que el realizado en la Sala Arrau, pero ahora en un espacio de
mayores dimensiones y diferentes características.
Se repitió
la experiencia en el mes de marzo en la XV
Muestra Internacional de Danza de Oaxaca, MIDO 2013 México, ahora con una
convocatoria hecha a través del blog a bailarines mexicanos, quienes
compartieron la escena con los bailarines de Abundanza.
Fotos de Cucho Olivares
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