viernes, febrero 22, 2008

Luis Ortigoza se estrena como coreógrafo


La Bayadera
Mabel Diana

Se presentó en el Teatro Municipal de Santiago con coreografía del Primer Bailarín Estrella Luis Ortigoza , quien se estrena como coreógrafo.
En la versión chilena de La Bayadera, podemos señalar que Ortigoza agregó, a la estructura original de Marius Petipa , dos danzas para varones.
Dijo “Ellos tendrán una mayor participación. Estoy creando danzas especiales para los guerreros y los sacerdotes. Sin pretender quitarle protagonismo a las mujeres en el Reino de las Sombras, quiero equiparar los roles femeninos y masculinos del cuerpo de baile”.
Además añadió en la última escena la destrucción del templo que Petipa había puesto en la versión original y que no existe en la actualidad en otra versión.

La música de Ludwig Minkus, con arreglos y adaptación de Albena Dobreva, fue interpretada por la Orquesta Filarmónica de Santiago, dirigida por José Luis Domínguez. Vimos a una orquesta contenida, que en muchos momentos estuvo demasiado lenta y con silencios muy evidentes.
La iluminación, a cargo de José Luis Fiorruccio, hizo ver muy bien la escenografía, pero dejó en momentos importantes a los bailarines en penumbra.

La invitación al artista ruso Alexander Zaitsev, primer bailarín del Ballet de Stuttgart, a interpretar Solor fue una desilusión. Vimos a un bailarín cumpliendo con un trabajo, no involucrado en la obra, alejado de su partenaire, como si le molestara estar bailando ese papel y con esa bailarina.
Marcela Goicochea, argentina, primera bailarina estrella, precisa, pero fría, hierática carente del dramatismo y sensualidad que el personaje de Nikiya necesita.
Lidia Olmos compuso una Gamzatti mas convincente.
Patricio Melo crea un Gran Brahmin con fuerte presencia. Lucas Alarcón se luce en el Ídolo de Oro.

La profusión de telones y cambios de ambientes, y un final donde se recrea la destrucción del templo y cae la escenografía, se ve la intención de no dejar nada a la imaginación y hace que el escenario del Teatro Municipal de Santiago se vea mucho más pequeño.
La espectacular escenografía atosiga al espectador, quien no tiene mas remedio que mirar ese entorno y pensar cuanto dinero se ha invertido en la producción. Para la confección del vestuario y la escenografía, tanto Pablo Núñez, diseñador de la escenografía y el vestuario, como Luis Ortigoza, se preocuparon personalmente de comprar cada género, cada piedra y pasamanería que se ocupan en la producción, en Chile como en viajes que han realizado a Buenos Aires, Miami, Nueva York y Barcelona. El resultado lleva a reflexionar si no hubiera sido más productivo que Luis Ortigoza comenzara con una obra menos exigente que La Bayadera. Mas en estos momentos que gracias a la TV y al internet podemos ver las versiones hechas en otros países y saltan las comparaciones.

Compañía Dorky Park en XV Festival Internacional Santiago a Mil 2008



“Sure, Shall We Talk About It?” (“Seguro, ¿hablemos de eso?”)

Mabel Diana

La compañía alemana "Dorky Park" congrega a bailarines, actores, músicos, artistas visuales y audiovisuales de distintos orígenes, que van desde los 4 a los 72 años de edad. Fue creada en el 2003 por Constanza Macras, Jared Gradinger, Jill Emerson y el músico Claus Erbskom.
Constanza Macras, la directora y coreógrafa de la obra “Sure, Shall We Talk About It?” es una artista argentina que reside en Berlín desde 1995.
Esta obra nació por un encargo de la empresa Nike para la semana de la moda en Milán en 2005. Aceptó el proyecto porque le dieron total libertad y el único requerimiento era que trabajara con mujeres de diferentes nacionalidades, lo que se adaptaba al trabajo que venía realizando.
El éxito fue tal que ya se han presentado en Alemania, Italia, Francia y Grecia. Después de su presentación en Chile en el “XV Festival Internacional Santiago a Mil 2008” el próximo público será el de Chipre.


La obra comienza en el vestíbulo del teatro, tres mujeres se acompañan con una guitarra y cantan textos de Carl Marx.
Entra el público en la sala y ya están sobre el escenario músicos, instrumentos y la proyección de un video sobre toda la superficie del ciclorama. Una bailarina sola se mueve constantemente, baila precisa, sin inmutarse a pesar del bullicio de la entrada del público, que ignora lo que sucede en la escena.
Cuando terminan de entrar los espectadores , baja la luz de la sala y lo bailarina cobra relevancia, hasta que sale y entra otra en zapatillas de punta, perfecta, vestida de rojo, como una “top model”, alta, rubia, delgadísima, cantando All Tomorrow’s Parties con una voz exquisita. Asombra que cante tan bien al mismo tiempo que se traslada sobre las puntas como si flotara.

Así comienza el desfile de los personajes interpretados por las once bailarinas.
El cuerpo femenino es el actor principal. Toda la obra se relaciona con el esfuerzo, el tiempo y la angustia por el acondicionamiento corporal pero, con humor.
Cada una a su manera, nos muestran los estereotipos que crea ese poderoso mundo de la belleza, la moda y la búsqueda de la perfección del cuerpo, que mueve tanto dinero.
Desfilan la novia, la madre, la diva, la modelo, la profesora de “aerolatin”, la azafata, la bailarina, la hippie, la break dancer, la karateca y otras más. En varias escenas participan todas como alumnas de los distintos tipos de acondicionamiento.
Se ve que no hay personajes secundarios, todas tienen su solos, las intérpretes son creadoras.
Todas ellas bailan, cantan, actúan. Constanza Macras crea un espectáculo donde todo se entiende. No escatima usar textos y videos. La proyección de imágenes en movimiento es casi constante y está relacionada con lo que sucede en ese momento en el escenario.
Los músicos se integran totalmente a la escena. La batería tocada con énfasis por una mujer la convierte en otra de ellas.
Las intérpretes son Claudia Catarzi, Florencia Lamarca, Gail Sharrol Skrela, Hyoung Min Kim, Lulu Akkouch, Maike Möller, Nadia Cusimano, Nikeata Thompson, Tatiana Eva Saphir, Yeri Anarika Vargas Sánchez, Silvia Ventura.
Los músicos Almut Lustig, Claus Erbskom, Constanze Sannemüller y el video de Michal Butink.

Una de las intérpretes, la actriz argentina Tatiana Eva Saphir es la encargada de conducir la trama. Su texto es el que nos lleva de una escena a la otra sin dejar de moverse, bailar, saltar y hacer maromas. Desde el vestíbulo cantando, la conversación por celular con su marido al mismo tiempo que da clases de ejercicios aeróbicos con música latina ("aerolatin") o como hippie que pregona la no-violencia mientras es agredida.
El resultado es una obra dinámica, divertida, con ideas claras y bien expresadas y bailadas.