Entrada a oscuras.
Silencio.
Un estallido con papelitos picados plateados, como símbolo de
fiesta. Pero, todos están serios. Tristes. Solos en medio de la multitud.
Después del silencio
una música rítmica los hace mover juntos, en secuencias iguales, que van casi sin hacerse notar sumando nuevos movimientos. De manera insensible van
apareciendo nuevos gestos. Todos
repiten al unísono. Son masa.
Se escucha un silbato
de cotillón, pero, desganado… Suena en los momentos más inesperados como para
recordar la fiesta no fiesta…
El ritmo es constante.
Repetido. Tanto en el silencio como en los momentos con música.
Siluetas en contraluz. No reconocibles.
Solos en la multitud. Anulados en el gentío.
Son iguales. Viven lo
mismo. Hombres, mujeres. La misma monotonía, el mismo cansancio.
Viven, sin pasado, sin
presente, sin futuro.
Voz de mujer. Cantando una canción, primero a capela, luego con instrumentos.
Se desprenden del grupo un dúo.Un solo. Un trío. Con esa música los bailarines se entregan con intensidad. Es el momento del encuentro con otro.
Pero…siguen solos, a pesar de estar entrelazados.
Vuelve el ritmo
marcado y se restablece el estar en medio del todo y de la nada.
Un momento de catarsis
donde gritan, cantan, lloran, se enfrentan al espectador. Pero ...retroceden,
regresan a la muchedumbre uniforme, desconocida, cansada.
Fuego fatuo. Fiesta
triste. Todo ¿para qué? siguen estando solos en medio de la multitud.
JANE FOURNIER Asistente de coreografía
NICOLÁS JOFRÉ Diseño de iluminación
CAROLINA VERGARA Adaptación de vestuario
DIRECTOR DE ESCENA Renato Peralta
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