jueves, agosto 21, 2008

Dos son más que la suma de uno más uno: Beige


Una pantalla en medio del escenario.
Una imagen de agua con reflejos de sol, que llega a traslucirse hacia otra pantalla colocada atrás. Entre las dos hay un espacio.
Un sonido de piano constante cambiando de tonos.
El agua reflejada se mueve. Un cuerpo en el agua. La pantalla se divide en dos y vuelve a ser una.
La imagen de un hombre en el agua que está vestido; tiene un agujero de bala en su espalda. Se ve el cuerpo que cae y flota como muerto. Se escucha el sonido de la caída y luego silencio. La imagen se esfuma.
Vuelven a caer dos cuerpos al agua. Sonido y silencio. Uno toma al otro. Las manos adquieren preponderancia. Vuelve la imagen del agua.
Se enciende una luz cenital y un hombre, vestido con un abrigo azul celeste, se deja ver al fondo de la escena. Se mueve y cae , se vuelve a parar y caer. Se apaga la luz. Entra otro hombre, está vestido igual pero en amarillo. Los movimientos de ambos son rápidos, iguales. Se apaga la luz y al encenderse aparece el hombre azul al frente, en un cuadro iluminado. En la pantalla la imagen sigue flotando. El hombre amarillo aparece en un cuadro iluminado en el otro extremo.
Los dos se mueven como flotando. Hay imágenes en las dos pantallas.
Se diferencian los movimientos de la pantalla de los hechos en vivo por ser cortados.
Los dos hombres se arrodillan, abren sus abrigos, los mueven , parecen personajes enanos.
El hombre amarillo se para, avanza y retrocede como robot. El otro se levanta y se enfrentan, entran al cuadro formado por las dos pantallas que se transforma en un cubo translúcido, igual a la piscina de las imágenes proyectadas .
Se proyecta la imagen de una cabeza mirándolos. Los dos salen de ese espacio y se colocan uno tras otro a un costado. La imagen aparece boca abajo. Uno de los hombres se queda y se ve la imagen del otro. Se escucha un texto que pregunta:”¿tiene casa propia?”, “¿tiene hijos?”,”¿los educa?”
La imagen lo muestra colgado, ahogado.
El hombre amarillo serio lo mira, escucha el texto que responde:”casado, cinco hijo, los educo”
Aparece la imagen de los dos flotando. Flotan como en una pecera. Se superpone la imagen. Desaparece la luz y entra el hombre azul con una máscara muy grande que lo representa a si mismo riendo.
Se mueve como bailando. Hace gestos con el cuerpo como si hablara. Se quita el abrigo y se coloca en posición de pelea. Los gestos son cómicos. Aparece la imagen de los cuerpos flotando.
Entra el hombre amarillo con una máscara con gesto de enojo. Se coloca en el centro y sus movimientos son de pelea, de cuestionamiento, de cólera. Las imágenes se repiten y cambian en las dos pantallas. El efecto que producen los dos personajes es muy bueno.
En la pantalla de primer plano ellos se multiplican. Los dos hombres se pelean, se pegan bajo el agua, en el fondo de la piscina. Están juntos, vestidos con trajes, uno hace desaparecer al otro.
En imagen real el hombre amarillo está atrás. En la imagen proyectada el hombre azul tiembla.
Los dos hombres con sus máscaras se mueven dentro del cubo, miran hacia el frente. En la pantalla se ven sus caras con un fondo de agua y se mueven con movimientos cortados como antes lo hacían en vivo. Cambian lugares. Están en el agua, afuera, adentro. Hasta que desaparece la imagen de ellos.
Entran en vivo con dos máscaras más grandes con las mismas expresiones de alegría y de enojo que las anteriores. Pero sólo les dejan ver los brazos y piernas, están atrás del cubo transparente.
Se dan las manos. El enojado aplasta al sonriente. Se separan.
Aparece la imagen en el agua del hombre azul, quien abre una caja, saca una taza y toma. Tiene papeles bajo el agua. Los dos bajo el agua se invitan a comer uno al otro un sándwich. Los dos comen. Después discuten bajo el agua
Aparece otra imagen en la pantalla de atrás. Los dos de espalda. Con colores amarillos y azul celeste. Se van separando lentamente en el video. Se disuelve la imagen y solo quedan rayas de colores.
Entran dos personajes hasta el proscenio, enfundados con plástico, como seres irreales, extraños. Se apoyan uno en el otro, se mueven de forma diferente. Están cubiertos hasta la cabeza, se jalan la ropa y se transforman en seres muy altos, que miran al público. Este escena final es la única cuestionada ya que queda aislada de la secuencia de la obra y no agrega nada sustancial.
La obra está muy bien estructurada. La unión del audiovisual con los movimientos en vivo; el diseño escénico y la elección de los colores y el sonido, hace que la obra se convierta en un continuo devenir que mantiene al público atrapado.
La metáfora del color Beige que tiñe todo de conformidad, se opone al constante enfrentamiento entre lo bueno y lo malo, la alegría y el enojo, la obligación y la independencia.
Entre el azul celeste benévolo y el amarillo irascible, imaginamos el beige, emblemático del no conflicto.
El trabajo hecho dentro de la piscina donde se grabaron las imágenes del video, concreta la idea de la obra. Esos hombres presionados por el deber ser, ahogados por el entorno, jugando entre la vida y la muerte.
Los distintos planos en los que juega la realidad y la imagen de la realidad, al estar definidos por las pantallas translúcidas,
adquieren diferentes significados.
Alejandro Cáceres y Mario Ossandón, en esta creación colectiva, nos validan el concepto que dos son más que la suma de uno más uno.La obra se presentó en el Espacio Patricio Bunster del Centro Cultural Matucana 100.