Desde agosto de este año Mathieu Guilhaumon asumió la dirección
artística de la compañía chilena fundada por los legendarios Ernst
Uthoff, Lola Botka y Rudolf Pescht. Con sus 34 años, el bailarín y
coreógrafo reemplazará a Gigi Caciuleanu, quien dirigió a la troupe
durante 12 años.
Entrevista por Mabel Diana
Mathieu Guilhaumon, llega al Ballet Nacional Chileno (BANCH) a los 34
años, a reemplazar a uno de los directores que marcó un hito en la
historia de la compañía: Gigi Caciuleanu, quien dirigió a la troupe
durante 12 años.
Guilhaumon se formó en el Conservatorio Nacional de Danza de
Perpignan, (Francia); en el Centro de Danza Alvin Ailey en Nueva York y
en la Escuela Rudra Béjart en Lausanne. Su experiencia profesional en
los últimos diez años fue como bailarín y coreógrafo en diferentes
compañías europeas como Groupe 13 de Maurice Béjart, el Stadttheater
Bern (Suiza), Theater Augsburg (Alemanía), Opera National du Rhin
(Francia) y Opera National de Paris.
Fundado en 1945 por Ernst Uthoff, Lola Botka y Rudolf Pescht,
exponentes del expresionismo alemán, el BANCH ha tenido a lo largo de
estos años un rol destacado en el mundo de la danza internacional.
Elegir un sucesor fue una difícil tarea. Sin embargo, en agosto de este
año, se oficializó el cambio de timonel.
DANZAHOY: ¿Mathieu como fue que llegaste a Chile?
Mathieu Guilhaumon: Me invitaron desde el CEAC (Centro de
Extensión Cultural y Artística de la Universidad de Chile), a crear una
nueva obra para el Ballet Nacional Chileno. Como no conocía a la
compañía vine a Chile en enero de este año de vacaciones, y así conocer
a la compañía y conocer el país. Hice un seminario para los bailarines.
Esto fue muy importante ya que fue el primer encuentro con todos, y me
dio tiempo para pensar, para conocerlos, ya que la invitación era para
montarles una coreografía en agosto.
D: ¿Y allí te ofrecieron la dirección?
MG: En enero, Christian Contreras, el coordinador del ballet,
me comentó que estaban buscando un nuevo director artístico para la
compañía y me preguntó si me interesaría ese cargo. Entonces tuve tiempo
para pensarlo y preparar un proyecto artístico para la compañía ya
habiéndolos conocido. Envié el proyecto. Y luego hubo una selección y
fui elegido Director. Ese fue el proceso para obtener el cargo. Llegué
el 12 de agosto y empezamos a ensayar hasta ahora.
D: ¿Y cómo te has sentido con la compañía?
MG: Fue un encuentro muy interesante, porque es un momento de
transición, muy delicado, de inseguridad, ya que estuvieron 12 años con
Gigi (Caciuleanu), y ahora es claramente un cambio, un nuevo capítulo.
D: Es como cuando se corta el cordón con los padres…
MG: Sí, y muy necesario, y sucede en todas las compañías. Y yo
lo conozco muy bien, porque como bailarín me han tocado cambios de
dirección y uno no sabe que va a suceder. Pero me encontré en enero con
un grupo de artistas muy motivados y con ganas de descubrir nuevas
formas coreográficas, con mucha energía, y fue una gran sorpresa, una
muy buena sorpresa ya que no los conocía y no sabía nada de la
compañía. Bailarines con ganas de aprender cosas nuevas. Y entonces fue
muy estimulante para mí. Tenía dudas, pero después de conocerlos estuve
más tranquilo en relación a los bailarines y la obra. Antes de
regresar, pensé mucho en la obra y en los bailarines que podía usar.
Ahora estoy usando a toda la compañía. Tenemos dos repartos, el segundo
grupo bailará en la segunda semana, ya que me parece muy importante que
todo el grupo esté implicado en la obra, que estemos todos defendiendo
el mismo proyecto.
D: ¿Cómo fue que elegiste el tema de Añañucas?
MG: Siempre cuando voy a crear una nueva obra para una
compañía, me interesa el contexto donde se desarrolla el grupo, el país,
la cultura, la historia de la compañía.
Conocía poco del país, sí de la política y de los muy lindos
paisajes, ya que tengo muchos amigos enamorados de los paisajes de
Chile. Entonces hice una búsqueda, y encontré en el sitio web turístico
del país, esa leyenda. Y me emocionó mucho. Y quería hacer una creación
que perteneciera realmente al ballet Nacional Chileno. Y esa flor que
sólo se encuentra en este rincón del mundo, pertenece a Chile y me
pareció una buena relación entre la leyenda y la flor que pertenecen al
país. Cuando leía la leyenda me vinieron a la mente “Las cuatro
estaciones de Vivaldi”. ¡No sé porque! Lo que me inquietaba era que Las
cuatro estaciones es una música muy conocida, que escuchamos mucho,
hasta está relacionada con el universo de la publicidad, pero encontré
la versión de Max Richter, que se convirtió en la partitura de la
obra, y es como una nueva obra para mí, con esa mezcla de sonidos
electrónicos, esa sabia mezcla entre modernidad y esa partitura muy
clásica de Vivaldi. La encontré preciosa.

AÑAÑUCAS DE MATHIEU GUILHAUMON_PAOLA MORET Y VALENTIN KELLER - FOTO JOSEFINA PEREZ
D: ¿Que proyectas para la compañía?
MG: Tengo tres ejes principales, primero hacer un ballet con
mucha creación y mucha difusión pero atravesado con formas coreográficas
diversas. Voy a invitar a coreógrafos de afuera. Voy a hacer mis
creaciones pero en cada temporada voy a invitar a alguien. Para el
próximo año tenemos 6 creaciones. Me parece muy importante que la
compañía sea una vitrina de la danza contemporánea de hoy. Que los
bailarines se tengan que confrontar varias formas de trabajo. Una
compañía abierta al mundo es mucho más rica. Y también para proponer al
público cosas diferentes. Voy a invitar a coreógrafos chilenos, para que
puedan trabajar con la compañía y exponer su trabajo. Además quiero
empezar con una temporada para público joven. He hecho obras para
público joven en Francia, porque es importante pensar en el público de
mañana.
D: ¿Piensas en temporadas para niños o adolescentes?
MG: En temporadas amplias desde niños hasta 18 años. Ya se
hacen temporadas de funciones educativas, pero no son suficientes, hay
que hacer temporadas para jóvenes.
Tengo un proyecto local que es abrir la compañía al público. Invitar
al público al estudio para ser parte del proceso, hacer puertas
abiertas, ensayos abiertos, porque tenemos la fortuna de tener el
ballet en Santiago, en el lugar de la creación. Mostrar el proceso de
creación. También vamos a trabajar con los colegios y los alumnos de la
universidad.
El tercer eje es la parte internacional de la compañía. Encontré
que si pregunto en Francia a bailarines por el Ballet Nacional Chileno
nadie sabe nada. Sólo se conoce el Teatro Municipal de Santiago por
Marcia(Haydee…). Es el momento de salir e invitar a coreógrafos
internacionales, será una manera para que al regresar a sus lugares
hablen de la compañía. Hacer una temporada con coreógrafos
internacionales. Cuando vuelva a Europa voy a trabajar en eso, buscar
gente, hablar y ver si podemos hacer giras al exterior. Y luego
comenzar con el intercambio de la compañía y de los bailarines. Es un
proyecto a largo plazo.
D: ¿Piensas residir aquí en Santiago?
MG: Mi proyecto como director artístico de la compañía es que
voy a venir a Chile tres veces al año, serían 6 meses en Chile y 6 meses
afuera. Ya que al mismo tiempo tengo otros proyectos en Europa y
afuera. Entonces tengo la oportunidad de trabajar con la compañía y
también trabajar para la compañía afuera, hacer la promoción de la
compañía, ya que ese es un eje muy importante de mi proyecto, el que la
compañía se proyecte internacionalmente. Eso me permite seguir mi
trabajo como coreógrafo en otras compañías.
D: ¿Que coreógrafos te han marcado en tu carrera?
MG: Como bailarín claramente Forsythe, por la técnica especial
que desarrolló. En término de movimientos en el cuerpo fue para mí un
descubrimiento. Y Mats Ek como coreógrafo, por su dramaturgia y lo que
hizo con las grandes obras clásicas.
D: ¿Cuándo dejaste de bailar?
MG: Dejé de bailar con el Ballet de l’ Opéra National du Rhin
hace casi dos años, porque estaba bailando y al mismo tiempo haciendo
coreografías para la compañía. Llegó un momento en que tenía más
proyectos coreográficos. También hubo un cambio de dirección y fue como
natural pasar de ser bailarín a ser coreógrafo. Ser coreógrafo fue como
realizar mi sueño de niño. Porque comencé a bailar porque quería hacer
coreografías. Fue natural el paso, por los proyectos que tenía y no
podía hacer las dos cosas al mismo tiempo. No bailar no es un problema
para mí, fue el momento para transmitir, para crear. Y también sucedió
con el cargo de director, no pensaba ser director tan pronto, pero tuve
la oportunidad y creo que es el momento para hacerlo.